Por la puerta grande (Por Juan Ramón Vaquero)

Más de una década después, Platón regresó a los escenarios. Y lo hizo por la puerta grande. Porque de los templos de la música en Madrid, como es el caso del Café Berlín, o se sale tocado de muerte o se triunfa a lo grande. Y esto último es lo que logró este viernes el dúo madrileño.

Con puntualidad británica y acompañados de una banda de relumbrón (la cubana Arlena Acosta a los teclados en la dirección musical, el carismático Enzo Filippone a la batería y un brillante Óscar Fernández al bajo), Míchel y Chuss demostraron durante hora y media porqué se convirtieron en los 90 en uno de los referentes del pop en nuestro idioma. Se quedó corto un directo que sirvió para repasar temas que hoy ya son un clásico del cancionero popular español.

Lo han dejado claro. En esta nueva etapa el plan es que no hay plan. Sólo disfrutar. Sin la presión de la industria. Vuelven por petición popular. La de los seguidores que llevan pidiendo años su vuelta y que abarrotaron (en su mayoría mujeres) el Café Berlín colgando el cartel de no hay billetes y coreando de principio a fin temas como Mía, Mira que has hecho de mi vida, o Locura sin partitura.

Un sonido impecable, la actualización de la interpretación de canciones que han envejecido muy bien con el paso del tiempo, su maestría sobre las tablas y la pasión e implicación de la que hicieron gala lograron un concierto redondo. Es verdad que los tiempos de llenar plazas de toros y vender cientos de miles discos pasaron. O no. Nunca se sabe. Pero ese triunfo ya lo conocen. Lo de este viernes, destila honestidad, transparencia y verdad por los cuatro costados en un regreso que nadie esperaba. Eso sí es un éxito mayúsculo en estos tiempos. Un regreso muy creíble que anticipa más noches para el recuerdo. Aunque lo de este 5 de octubre de 2018 seguramente sea ya irrepetible.